PONTE EN:

Y TU, ¿DÓNDE VIVES?; POR ELIANE REMY

 

Estas palabras mandó Dios a su pueblo Israel a través de Moisés:

 

Deuteronomio 6:21,23;

“entonces dirás a tu hijo: Nosotros éramos siervos de Faraón en Egipto, y Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa, (…), y nos sacó de allá, para traernos y darnos la tierra que juró a nuestros padres”.

 

A través de esta instrucción, el Señor quería asegurarse de que iban a recordar siempre de dónde venían y la liberación que El había realizado a favor de ellos, así como el cumplimiento Suyo de Su promesa de introducirlos a la Tierra Prometida.

 

De la misma forma, DIOS PADRE QUIERE QUE TODOS LOS CRISTIANOS RECORDEMOS LO QUE EL HIZO POR NOSOTROS POR MEDIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN DE SU HIJO CRISTO JESÚS.

 

Veamos entonces:

 

ANTES:
– Habitábamos en un reino de oscuridad, en una nación llamada “tinieblas”.
– Varios “reyes” nos gobernaban: el diablo llamado Satanás; nosotros mismos (nuestro “yo”), y el mundo (la sociedad).
– De esos “reyes” éramos súbditos o esclavos.
– Nos inclinábamos ante esos “reyes” y los servíamos.
– Seguíamos principios que nos conducían hacia la muerte eterna.

 

 

DESPUÉS:
– Dios nos trasladó a un nuevo “país”, a Su reino de luz, a una “nación santa”.
– Quien gobierna esta “nación”, quien es nuestro nuevo Rey, se llama Jesucristo.
– De este maravilloso Rey somos los siervos, y esclavos (de la verdad, de la justicia, del amor,…), y Él nos hizo libres! (Sí, has leído bien, somos esclavos libres.)
– Ahora nos inclinamos ante Dios (el único Dios verdadero, siendo Dios en tres personas: EL Padre, Jesucristo, el Espíritu Santo) y le servimos.
– Seguimos nuevas leyes, nuevas normas (escritas en la Biblia, la Palabra de Dios), las cuales nos conducen a la vida eterna en Cristo Jesús.
– Nuestro nuevo Rey ha establecido una alianza eterna con nosotros por medio de la sangre de Cristo Jesús (vertida en la Cruz del Calvario cuando murió por ti y por mí).
– La “nación” a la cual ahora pertenecemos tiene una representación consular en la tierra: somos los embajadores de Cristo.

 

 

Así que, RECORDEMOS SIEMPRE DE DONDE NOS HA SACADO EL SEÑOR NUESTRO DIOS; cómo nos liberó; adónde nos llevó; HACIA DONDE NOS DIRIGIMOS: la entrada a la Tierra Prometida, la cual nos espera definitivamente cuando el Señor nos llame a Su presencia.

¿Acaso esto no nos llena de alegría y de gratitud hacia Dios?

 

Dña. Eliane Remy
Co-fundadora y miembro Junta Directiva MECES, Responsable Área formación MECES.

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