Me acuerdo que cuando íbamos a recoger a uno de nuestros hijos a la guardería, oíamos repetitivamente una voz allí dentro que decía: “Arreplegueu els joguets!”, es decir, en castellano: ¡”Guardad los juguetes!”, y los pequeños no salían sin antes haber puesto cada juguete en su lugar.
El primer capítulo de Génesis nos muestra que la tierra al principio estaba “DESORDENADA” (Gén. 1:2) y lo primero que observamos es que Dios, quien “creó los cielos y la tierra” (Gén. 1:1), no es amante del DESORDEN, dado que se puso a obrar para remediar esta situación.
En una secuencia establecida a la perfección, al dar Nuestro Señor unas ORDENES precisas, apareció la luz (Gén. 1:3); el cielo se formó (Gén. 1:7-8); la tierra seca se colocó en el sitio que el Creador determinó, sin invadir el espacio que necesitaban los mares (Gén. 1:10). Seguidamente, también de la nada surgieron otras obras majestuosas, en el respectivo ORDEN: el sol, la luna y las estrellas.
El Formador del universo, aunque todo lo veía ya “bueno” (Gén. 1:4, 10, 12 y 18), decidió completar este suntuoso cuadro creando los peces y las aves(Gén. 1:20), y asimismo una variedad inimaginable de animales. Cada uno ocupó un lugar determinado; Dios dijo y Dios ORDENÓ…en los dos sentidos de la palabra: DIO ÓRDENES, y colocó todo lo que CREÓ CON ORDEN.
En medio de tales maravillas, el Señor forma al ser humano (Gén. 1:26) y DA ÓRDENES a Adán y Eva (Gén.1:28; 2:16,17), pero ellos desobedecen (Gén. 3.6); entra la desobediencia a todos los seres humanos, y CON LA DESOBEDIENCIA VIENE EL DESORDEN.
La armonía que reinaba entre Dios y Adán y Eva se ve destruida por el pecado, pero Dios no tira la toalla y pone en marcha su plan de RESTAURACION DEL ORDEN ya profetizado en Gén. 3:15; y éste es que hace unos 2000 años, envió a Su Hijo Jesucristo a la tierra con una misión, salvar a la humanidad de sus pecados, reconciliarla con El por medio de Cristo.
Mi vida sin Cristo estaba “DESORDENADA”; era como una oveja que no tenía pastor (Marcos 6: 34). Pero Dios un día me mostró que Su plan perfecto era que yo dejara mis pensamientos, mi mala manera de vivir, mi desobediencia y rebeldía, y que experimentara que “el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ORDENAR sus pasos” (Jer.10:23).
¿Quieres tú también vivir dentro del ORDEN de Dios y dejar que El empiece a poner “cada cosa en su lugar”?
Pídele a Dios en este momento perdón por la vida desordenada y toma la determinación de dejar que Dios te dirija y materialice Su perfecta y ordenada voluntad en tu vida.
Dña. Eliane Remy
Co-fundadora y miembro Junta Directiva MECES, Responsable Área formación MECES.
E-mail: info@meces.org
Tel.: +34 693 619 324
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