¿Quién podrá poner en duda la segunda venida de Cristo y la realidad del arrebatamiento que está por acontecer?
La Palabra de Dios es clara en este aspecto:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
(1 Tesalonicenses 4:16-17 RVR60).
Muchas personas, incluso dentro del pueblo evangélico, se atreven a poner en cuestión el arrebatamiento afirmando que esto no sucederá y por tanto negando esta Verdad anunciada en las Sagradas Escrituras. Y es que esta posición incrédula frente a las advertencias de Dios, con la utilización de toda clase de argumentos y posicionamientos creados por el limitado intelecto humano, no son algo nuevo a lo largo de la historia de la humanidad. También en los tiempos de Noe, poco antes del diluvio anunciado, las gentes de aquel tiempo estaban “comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:38-39 RVR60). Jesús en este pasaje estaba anunciando Su segunda venida, comparándolo con lo que aconteció en los tiempos de Noé, debiendo de saber que, así como el diluvio sorprendió a los acomodados habitantes de la tierra en aquel tiempo, también la segunda venida de Jesucristo vendrá en el momento más inesperado. Aún más, me atrevería a decir que así como la pandemia del COVID-19 ha sorprendido al mundo, también por igual cogerá de sorpresa a la humanidad la venida de Jesucristo. Y es que, ¿quién iba a pensar poco antes del inicio de esta pandemia, que sería necesario ir con mascarilla a cualquier lugar público, como el hecho de no poder entrar a un supermercado o transporte público sin mascarilla, entre otras muchas consecuencias y restricciones que ha traído esta plaga?
La pandemia ha cogido por sorpresa a un mundo que pensaba que podía vivir sin contar con Dios y de forma plenamente autosuficiente. Lo mismo sucederá con el regreso de Jesucristo, donde solamente los que vivan en plena dependencia de Dios serán arrebatados con Él al cielo por la eternidad, porque decidieron a tiempo subirse al arca salvadora que es Jesucristo, y ser librados de un diluvio eterno de fuego y azufre.
DEL ESPERADO ARREBATAMIENTO POR PARTE DE LOS HIJOS DE DIOS
Como seguidores de Jesucristo, en medio de un mundo cada vez más atribulado, con una oposición y persecución a los cristianos más y más grande, donde las señales de los últimos tiempos se están dando de forma plena, es enormemente esperanzador tener la plena convicción por el Espíritu Santo en nuestro interior y por la revelación que nos ha sido dada en la Palabra de Dios, la Biblia, de que en cualquier momento el Salvador vendrá a por Su Iglesia.
Debemos de esperar a diario y de forma continuada, con paciencia y atención en el cuidado de nuestro estado espiritual, la venida del Novio a por Su Iglesia, la novia, para la celebración de las Bodas del Cordero, conforme el Apóstol Juan describe por revelación del Espíritu de Dios al afirmar que escuchó una gran multitud en el cielo que decían; “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos” (Apocalipsis 19:7-8 RVR60).
¡Qué hermoso encuentro con el Rey de Reyes y Señor de Señores! Ser arrebatados por el Señor, escapando de la ira venidera, tal y como Pablo refirió a la iglesia en Tesalónica, al afirmar que debían de “esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:10 RVR60), ira venidera que está directamente relacionada con la gran tribulación que se iniciará justo después de la segunda venida de Jesucristo, yéndose con el Señor sólo aquellos que hayan guardado el buen depósito de la fe por el Espíritu Santo (véase 2 Timoteo 1:12-14), los cuales serán librados de un periodo horriblemente trágico en el mundo como nunca se ha visto ni se verá y que se iniciará tras la venida del Señor a por los suyos.
Seamos pues como las cinco vírgenes prudentes que describe Jesús y que podemos ver en Mateo 25:1-13, las cuales esperando a recibir al novio “tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas” (vs. 4 RVR60), y que nos enseña sobre la perseverancia en la vida de fe y santidad delante de Dios por medio del Espíritu Santo, pues aún tardando en venir el novio más de lo que esperaban, llegó éste de forma sorpresiva a medianoche y tuvieron aceite suficiente para mantener sus lámparas encendidas para el tan esperado encuentro, a diferencia de otras cinco vírgenes insensatas que vienen descritas en estos pasajes y que no tenían suficiente aceite para mantener sus lámparas encendidas, enseñándonos Jesús a través de esta parábola la siguiente advertencia; “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (Mateo 25:13 RVR60).
Vivamos pues “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13 RVR60), y recibamos lo advertido por el Apóstol Santiago “tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca” (Santiago 5:7-8 RVR60).
PERO ENTONCES, ¿CUÁNDO VENDRÁ JESUCRISTO?
Una pregunta muy similar a esta le hicieron sus discípulos a Jesús en el Monte de los Olivos; “¿y qué señal habrá de tu venida?” (Mateo 24:3 RVR60), hablándoles Jesús con claridad al afirmar que “del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (Mateo 24:36 RVR60). Por tanto, no sabemos concretamente qué hora, día y año vendrá el Señor Jesús, de hecho, ningún hombre sino sólo Dios lo sabe, recordando que ni el propio Jesús en su ministerio terrenal como hombre, habiéndose despojado de toda Su divinidad y viviendo en plena dependencia del Espíritu Santo como tú y como yo debemos vivir, lo sabía (véase Filipenses 2:6-8). La revelación exacta del momento del arrebatamiento está oculta y no es revelada, porque según las propias palabras de Jesús, solamente esa hora la sabe el Padre.
Por tanto, no hay ningún hombre en la tierra que pueda conocer la hora, el día y el año en que Cristo vendrá, por lo que si escuchamos a alguien afirmando una fecha, es un falso profeta usado como instrumento de Satanás para traer confusión y mentira, haciendo caer y desviarse incluso a muchos de los escogidos de Dios, tal y como nos advierte el propio Jesús en el sermón del monte de los olivos; “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:23-24 RVR60). Seamos pues muy cautos y no nos cansemos de estudiar y conocer profundamente la Palabra de Dios, pidiendo al Espíritu Santo discernimiento para descubrir y reprender toda clase de espíritus demoníacos de engaño y confusión.
De hecho y en la actualidad, son muchos los que autodenominándose apóstoles, profetas, pastores, maestros o evangelistas, han afirmado falsamente que la segunda venida de Cristo sería en una fecha concreta. Es el caso muy reciente y sonado, a título ejemplificativo y entre otros muchos casos, del autodenominado profeta boliviano Ricardo Claure Peñaloza, quien afirmó falsamente que el rapto de la Iglesia sería el 14 de julio de 2020 a las 20 horas, 8 minutos y 24 segundos de la hora de Jerusalén. Naturalmente que nada sucedió.
Ahora bien, todo ello no impide afirmar que como analizaremos en los próximos capítulos, la Palabra de Dios nos habla de determinadas señales que ocurrirían en el mundo y que nos servirían para identificar que la segunda venida de Cristo está cerca, pudiendo ya adelantarte querido lector, que Su venida podría producirse en cualquier momento.
Capítulo 7.- Sobre la indudable segunda venida de Cristo y del arrebatamiento.
Libro «Reflexiones bíblicas necesarias en tiempos de pandemia», 2020.
Autor: Evangelista Joël D. Álvarez.
E-mail: info@meces.org
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