No son pocas las veces que este ministerio de evangelismo se encuentra, en cualquier lugar del mundo, en distintos contextos culturales, lingüísticos e independientemente de la denominación cristiana, situaciones en que hermanos y hermanas en Cristo Jesús están sufriendo, muchas veces en silencio, ante un profundo deseo de ver en sus congregaciones una oportunidad e impulso para en unidad realizar acciones evangelísticas en las calles, por medio de cualquier acción de llevar a la iglesia más allá del lugar de culto y alumbrar en el barrio donde está plantada esta comunidad cristiana.
A través de este artículo, queremos dirigirnos no sólo a quienes estén pasando por esta situación, sino también al liderazgo de cada congregación, con el propósito de edificar al cuerpo de Cristo y de que podamos comprendernos unos a otros y liberar lo que Dios quiere hacer en y a través de los miembros de cada comunidad cristiana.
Lo primero que debemos de comprender, es que cada iglesia expresa y desarrolla su labor en la extensión del Evangelio a través de diferentes visiones e infinitas estrategias, que no pasan necesariamente por, como iglesia y a través de actividades organizadas, realizar acciones evangelísticas en las calles de su barrio o ciudad. Desde una evangelización por medio de grupos de hogar o células, a infinitas posibilidades utilizadas, como redes sociales, radio, televisión o acciones de obra social. Esto debe de ser respetado por la feligresía, lo cual no impide que de manera individual y como un estilo de vida diario, cada creyente aproveche toda oportunidad para compartir el Evangelio con todas las personas que pueda, pues esta es la base y responsabilidad que a cada uno nos toca, por amor a nuestro Dios y a la humanidad.
Sin embargo, y siendo conocido que una característica que muestra el buen estado de salud espiritual de una congregación es si tiene un afán evangelizador, entendemos que toda comunidad cristiana, independientemente de su denominación y de su concreta visión evangelizadora, debe de brindar herramientas para que cada hermano y hermana, reciba apoyo, impulso y una adecuada formación, de cómo compartir su fe, brindando recursos materiales y animando con frecuencia a la feligresía a experimentar el poder para salvación que es el mensaje del Evangelio.
De manera muy práctica y en este mismo sentido, ¿no creen que todo cambia cuando el hermano o hermana que quiere evangelizar, puede disponer de recursos materiales y de puntuales formaciones sobre evangelismo en la iglesia? Algunas ideas:
Existen muchas otras posibilidades. Sea Dios dando creatividad y denuedo por compartir de Cristo, al liderazgo y a cada uno de ustedes, allá donde se encuentren.
Lo cierto es que, más allá de todo lo mencionado, y entendiendo que uno de los cinco ministerios es el de evangelista, existen en cada comunidad cristiana hermanos y hermanas con un llamado específico en el área del evangelismo, y sin perjuicio de que cada creyente debe llevar una vida evangelizadora. Estos evangelistas, muchas veces van a sentirse dentro de la iglesia como enjaulados, y no van a ver con buenos ojos que el enfoque de actividades y reuniones no sea puesto con una mirada hacia afuera, hacia el inconverso.
Qué bueno ver a pastores y líderes que dejan una vía de escape a este afán evangelizador dado por Dios al evangelista o hermano/a apasionado/a por la Gran Comisión, de manera que a través de la iglesia, pueda ofrecérsele una vía de alcance y desarrollo evangelístico en ese barrio, pueblo o ciudad. El evangelista animará a otros a evangelizar, y será como atalaya en esa área, pues Dios lo usará para abrir grandes puertas de alcance con el Evangelio de Cristo. Como pastores y líderes en distintas áreas dentro de la iglesia, a veces es difícil poder ocuparse de la parte evangelística, por lo que es bueno delegar y establecer líderes y un grupo que impulsen esta área.
También sería edificante permitirle al evangelista, o a cualquier hermano o hermana con ganas de aprender y desarrollarse en esta área, que pueda participar de actividades evangelísticas a nivel nacional o internacional, organizadas por misiones evangelísticas que dan apoyo a las iglesias en esta área, como el ministerio MECES. Esto dará una visión global del Reino de Dios y su extensión al creyente, y le preparará muchas veces para ser útil no sólo en el área de influencia de su comunidad eclesial, sino en naciones enteras y con pueblos de muy diversa índole.
Y a ti, querido hermano o hermana en Cristo, que te puedas encontrar en una situación como la descrita, puedes cada día aprovechar cada oportunidad que Dios te dé para compartir tu fe en tu día a día, nadie te puede impedir esto y es una instrucción prioritaria que Jesucristo nos ha dado. Asimismo, no te olvides de orar por tu congregación y de que, al menos en lo que de ti depende, sirvas en favor de la paz y unidad.
Creamos y seamos parte de lo que Dios quiere hacer por medio de cada uno de nosotros y de cada congregación, de forma que “Así como las aguas llenan el mar, la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor” (Habacuc 2:14 NTV).
La gracia de Dios sea con todos vosotros.
Joël D. Álvarez.
Director MECES.
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E-mail: info@meces.org
Tel.: +34 693 619 324
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