PONTE EN:

CAPÍTULO 1: ¿PLAGAS? ¿UN JUICIO DE DIOS?

Querido lector, la primera reflexión esencial en este tiempo para nuestras vidas está directamente relacionada con el sentido y origen de las plagas. Viviendo actualmente una peste como el COVID-19, que está paralizando gran parte del mundo y matando a decenas de miles de personas, es tiempo de tomar en consideración firmemente el mensaje claro que Dios nos da a través de Su Santa Palabra. Recibimos mucha información por medios de comunicación y redes sociales, que muchas veces desenfocan nuestra perspectiva fundada en la Biblia y nos introducen en un pensamiento natural en nada distinto de lo que este mundo piensa y declara.

A través de estas páginas, oramos al Señor para que nos revele y dé plena comprensión por medio de Su Espíritu de los tiempos actuales y del mensaje que Dios quiere hacer llegar a la humanidad por medio de la adversidad.

A lo largo de toda la Biblia, vemos ejemplos que muestran cómo la procedencia de las plagas no es por pura casualidad. En todos estos casos hay un Dios que lo permite con un propósito y como consecuencia del pecado.

EL ANTIGUO EGIPTO ES DOBLEGADO POR EL ÚNICO DIOS VERDADERO Y ETERNO:

EXODO 5:3 RVR60: «Y ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha encontrado; iremos, pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, para que no venga sobre nosotros con peste o con espada».

El anterior pasaje muestra la concienciación en el pueblo hebreo sobre el modo de actuar de Dios, castigando la desobediencia.

EXODO 5:2 RVR60: «Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel».

De forma completamente opuesta, vemos cómo la respuesta de Faraón muestra su incredulidad y falta de temor de Dios, al desatender la solicitud del pueblo extranjero.

EXODO 5:8-9 RVR60: Dijo Faraón; «Y les impondréis la misma tarea de ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios.  Agrávese la servidumbre sobre ellos, para que se ocupen en ella, y no atiendan a palabras mentirosas».

Faraón considera una pérdida de tiempo y un sin sentido que el pueblo de Israel vaya a dar sacrificios en el desierto a Dios, refiriéndose al Dios de los judíos como una falsedad o mentira, negando su existencia.

Esta misma postura es adoptada siglo tras siglo por reyes, autoridades y líderes políticos de multitud de naciones en cada continente, los cuales han adoptado y adoptan decisiones más y más apartadas de Dios, tratando de borrar a Dios del mapa y negando su existencia. Es de destacar aquella frase célebre del científico ya fallecido Stephen Hawking, cuando afirmó «No hay ningún dios. Soy ateo», el cual tras su muerte habrá descubierto la eternidad de la vida del alma ante dos destinos; el Cielo o el Infierno.

Asimismo, la pesada carga de trabajo que Faraón impuso sobre el pueblo de Dios, se nos pretende imponer en este mundo por parte de un sistema dirigido y dominado por Satanás, en el que hay que trabajar pero donde también muy fácilmente podemos entrar en una rueda interminable de trabajo, posterior retribución y gasto, sin conformarnos ni saciarnos nunca con lo que tenemos.

Sin embargo, sabemos que la Escritura declara «Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad» (Salmos 84:10 RVR60), y que «Dice el necio en su corazón: No hay Dios» (Salmos 14:1 RVR60).

Siguiendo con la historia, cabe decir que poco tiempo tardó Faraón en conocer quién es el Dios verdadero, sufriendo un total de diez plagas en la tierra de Egipto, enviadas por Dios y por medio de las cuales quedó manifiesta Su inigualable grandeza y poder (véase Éxodo capítulo 7 en adelante). El propio Faraón ya en la séptima plaga de granizo afirmó frente a Moisés y Aarón; «He pecado esta vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos» (Éxodo 9:27), y es que no dudemos de que «Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios» (Romanos 14:11).

Cada una de las diez plagas aportaba una advertencia de parte de Dios para el pueblo egipcio. Así y por ejemplo una de las plagas fue de ranas, las cuales en aquel tiempo en Egipto representaban dioses, pasando de haber millones de ranas como plaga a por orden de Dios morir todas en un instante y ser puestas en montones por los egipcios, apestando fuertemente con un insoportable olor (véase Éxodo capítulo 8). Esta fue una de las diez enseñanzas que Dios aportó con cada plaga, siendo para Dios abominable y apestosa la adoración a otros dioses, trayendo juicio sobre dicho pueblo idólatra.

Y es que las plagas enviadas por Dios como consecuencia del pecado de la humanidad y con el fin de que éste se arrepienta de sus malos caminos, se repiten una y otra vez en la Biblia. Veremos algunos ejemplos más.

EL ARREPENTIMIENTO ES LA CURA Y MEDIO PARA LA EXTINCIÓN DE TODA PLAGA PERMITIDA POR DIOS:

Cuando el pueblo hebreo había salido de Egipto hacia la tierra prometida, al poco tiempo estaban quejándose del maná que Dios a diario les proveía, deseando comer carne y dudando del éxito de tal viaje, recordando lo que comían en Egipto. Ante esta situación, Dios les dio lo que pedían y cuando «aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, la ira de Jehová se encendió en el pueblo, e hirió Jehová al pueblo con una plaga muy grande» (Números 11:33 RVR60).

También cuando Moisés envió a reconocer la tierra prometida por doce espías, diez de ellos sublevaron al pueblo contra Moisés y Aarón y «desacreditando aquel país,  aquellos varones que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de Jehová» (Números 14:36-37 RVR60).

Un pueblo o nación que camine en obediencia delante de Dios no habrá plaga que les toque ni ningún mal les sobrevendrá (véase Salmos 91:10). Esta es la promesa que Dios dio a Su pueblo tras darles los diez mandamientos por medio de Moisés, que si oían tales decretos, los guardaban y ponían por obra, Dios quitaría de en medio del pueblo toda enfermedad y todas las malas plagas de Egipto no caerían sobre ellos, sino sobre todos los que los aborrecieren (véase Deuteronomio 7:12-15). También dijo el Señor que «si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS, entonces Jehová aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas; y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán. Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido» (Deuteronomio 28:58-61 RVR60).

Vivimos en un tiempo donde las naciones se han levantado contra Dios declarándose más que nunca autosuficientes y por tanto independientes respecto de Dios, enorgulleciéndose de su sabiduría humana, la cual es necedad ante los ojos de Dios (1 Corintios 3:19).

¿Qué juicio será necesario ver permitido por Dios para que nos volvamos a Él con todo nuestro corazón? Oremos por gobiernos que se rindan a los pies del Señor Jesucristo y reconozcan el pecado de la nación y se arrepientan, abandonando toda promoción y práctica pecaminosa y contraria a las Escrituras. Declaremos hecha por fe la promesa de Dios condicionada al hecho de que «si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra» (2 Corintios 7:14 RVR60).

Y es que la erradicación de la plaga actual del COVID-19 sólo puede traerla Dios en Su misericordia. Esta peste como el resto de plagas que se han producido a lo largo de la historia de la humanidad han sido permitidas por Dios para llevar al arrepentimiento a las personas. La clave no es que se vaya la epidemia, sino que la humanidad se arrepienta de sus pecados. ¿De qué nos sirve que Dios anule la epidemia pero continúe sin cambios la humanidad respecto del propósito por el cual la epidemia fue enviada? ¿Oraremos en defensa de nuestros propios intereses y confortabilidad, o alinearemos nuestra oración con los perfectos propósitos de Dios?  «Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel» (2 Samuel 24:25 RVR60).

¿Quién quiere ver una nación transformada por el poder de Dios? ¿Esperaremos a despertar demasiado tarde, cuando ya la tragedia y muerte nos alcance? ¿O reaccionaremos a tiempo en arrepentimiento, a través de la sobreabundante gracia de nuestro Dios por medio de Jesucristo y a tiempo antes de Su pronta segunda venida?

¡Si la respuesta es que sí, apliquemos el siguiente pasaje en nuestras vidas, familias y congregación, orando para que la siguiente promesa de Dios sea hecha en nuestra región, nación o continente!

«Si los cielos se cerraren y no hubiere lluvias, por haber pecado contra ti, si oraren a ti hacia este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres, tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, que diste por heredad a tu pueblo. Si hubiere hambre en la tierra, o si hubiere pestilencia, si hubiere tizoncillo o añublo, langosta o pulgón; o si los sitiaren sus enemigos en la tierra en donde moren; cualquiera plaga o enfermedad que sea; toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos hacia esta casa,  tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y perdonarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque sólo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres» (2 Crónicas 6:26-30 RVR60).

Capítulo 1.- ¿Plagas? ¿Un juicio de Dios?

Libro «Reflexiones bíblicas necesarias en tiempos de pandemia», 2020.

Autor: Evangelista Joël D. Álvarez.

10 Comentarios

  • Joaquín García Romero dice:

    Joël muchas gracias , estoy completamente de acuerdo . Esta sociedad estaba completamente alejada de Dios , y necesitaba una corrección. Sabemos también que ha habido siempre , un remanente denunciante de dicha actitud , el cual somos su pueblo por la gracia de nuestro Señor Jesucristo . Bendiciones Amados .

  • Esta pandemia es para probar la capacidad de respuesta ante Dios hay que arrodillarse al Señor y decirle lo fragiles que somos y lo grande que es Dios , solo asi el vera nuestra humildad y empezara otra vida en nuestro planeta, la soberbia es la madre de todo pecado.

    • meces dice:

      Gracias por tu comentario, estimado hermano en el Señor. Volvámonos a Dios con todo nuestro corazón, amén.

  • Jaqueline Aguilar Pizarro dice:

    En primer lugar quiero dar las gracias a Dios por usar su vida hermano Joel como un instrumento en sus manos para transmitir la palabra de Dios como se tiene que hablar y enseñar y decir que Dios nos está llamando a un verdadero arrepentimiento primeramente a sus hijos aquellos que han recibido a Jesucristo como su Salvador porque la desobediencia trae en si castigo dice la palabra sin un verdadero arrepentimiento no habrá cambios en nuestras vidas y sufriremos las consecuencias .
    Dios lo siga bendiciendo mi hermano. Y me gozo de que comparta lo que Dios pone en su corazón.

    • meces dice:

      Aleluya apreciada hermana Jaqueline, gracias por sus palabras de ánimo y edificación. Dios les siga bendiciendo grandemente.

  • Raquel Páez Cañete dice:

    Gran verdad, siervo, ya escrito desde el principio, DIOS nos ayude a que podamos seguir trayendo a memoria Dios es el mismo de ayer hoy y por todos los siglos, Él no ha cambiado, DIOS siga bendiciendo tu vida en gran manera y te abunden en sabiduría cada día más Gloria a Dios

  • Ana Maria dice:

    Amén, gracias por compartirnos, que Dios os siga alumbrando y guiando grandemente. Estas reflexiones son de gran bendición!

    • meces dice:

      Amén, muchas gracias por el mensaje de ánimo. Nos alegramos profundamente de que sean de bendición estos contenidos puestos por Dios en nuestro corazón. Bendiciones.

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