El lunes 10 de junio de 2019, cuando estaba a punto de comenzar la campaña evangelística de 14 días en Bogotá (Colombia), una parte del equipo de la organización evangelística MECES estaba en Bogotá Centro preparando en oración el terreno, cuando se acercó una mujer en estado de embriaguez con su pareja y confrontando al grupo con blasfemias contra el nombre de Jesucristo, agredió al Evangelista Joël D. Álvarez con varias patadas y un manotazo que tiró sus gafas al suelo, retirándose inmediatamente tras la llegada de la policía.
Este suceso trajo sobre la vida de Joël D. Álvarez el paso por una profunda prueba de crecimiento, que él mismo describe con las siguientes palabras:
«Esa primera semana de campaña evangelística estuve con mucho miedo de salir a la calle a evangelizar, con miedo de que me pasara algo a mí, a mi esposa o al resto de miembros del grupo evangelístico. Esa parálisis por el miedo chocaba con un profundo sentir de necesidad en cuanto a salir a evangelizar, pues Dios nos había dado la fe para creer que multitudes iban a llegar a los pies de Cristo y si nosotros no íbamos a sembrar, ¿quién lo haría por nosotros? ¿íbamos a dejar que Satanás se llevara al infierno esas almas que Dios iba a salvar a través de nuestras vidas? Los primeros días de campaña al evangelizar no lo hacía con la libertad y fluidez en el Espíritu con que lo solía hacer, pues estaba bloqueado y paralizado por ese ataque que se produjo días antes. He de decir que cuando yo era pequeño, en el colegio me pegaban, sufría de bullying, aunque Dios había sanado todo esto. Así, en los días siguientes a la agresión por las noches me levantaba temblando y con gran aflicción en mi alma, pues aunque ya había sido ministrado por el Señor y puesto mi confianza en Él desde el primer momento tras la agresión, esta seguridad y confianza en Dios no estaba reflejándose en mi ser, estando afectado por la intimidación de Satanás. Por momentos incluso era tan grande la aflicción que llegué a plantearme si estaría dispuesto a sufrir penalidades y persecución por la causa de Cristo.
En esos días fui ministrado por mi pastor y otros hermanos y hermanas en Cristo que son referencia y gran apoyo hacia mi vida, lo cual unido al derramar de mis lágrimas en la intimidad con Dios y mi búsqueda de Él, trajo liberación completa del temor y abundante palabra de Dios a mi vida, con una lección aprendida en mi crecimiento espiritual que ha marcado mi futuro como evangelista y el del ministerio.
¡Por cuantos años había dicho vehementemente que si fuera necesario daría mi vida como mártir de Cristo, quedando en la práctica atemorizado por Satanás en un leve ataque! El Señor mostró lo que había en mi corazón y tuve que pedirle perdón porque en verdad no había dispuesto mi vida por completo a Su servicio, no estando dispuesto a sufrir tribulaciones o incluso la muerte por Él. Recordemos al Apóstol Pablo, que tras ser apedreado continuó de ciudad en ciudad evangelizando y «confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios» (Hechos 14:22).
No había en mí un estado de confianza plena en el Señor, como un niño entre los brazos de su papá. ¿Cómo podría dudar de las promesas que Dios me dio, si fiel es el que lo prometió y Él cumplirá lo que ha hablado? (véase Mateo 24:35 y Hebreos 10:23). Ahora sólo puedo decir; «soy todo tuyo Señor. Tú eres todo para mí. A Tu lado todo estará bien. Quiero estar entre Tus brazos. Confío en Tí, Te amo. Guardo en mi corazón cada palabra que me has dado y creo en el cumplimiento de las mismas, ¡lo que Tú has hablado será hecho!».
Entendí que Dios me ha dado un lugar de autoridad en Cristo que no debo perder por los ataques intimidatorios de Satanás, pues con Cristo somos más que vencedores y el enemigo es aplastado por el poder de Su Espíritu cuando caminamos en fe y ocupando el lugar que Dios nos ha dado (véase Mateo 16:19 y 18:18). Y es que hay otro más fuerte que Satanás que le está venciendo y quitando el botín de almas que pretende llevarse al infierno por la eternidad, ese Vencedor es nuestro Dios, el Todopoderoso, pues siendo nosotros Sus manos estamos y estaremos en el poder del Espíritu de Dios arrebatando millones de personas de la muerte eterna a la Vida eterna con Cristo (véase Lucas 11:20-22), no siendo excepción lo sucedido en el pasado mes de junio de 2019 en Bogotá (Colombia), donde a pesar de la oposición demoníaca, incontables personas de toda clase y condición se encontraron con el Salvador Jesucristo.
¡Aleluya, alabado sea el Señor! ¡En Ti confiamos, gracias Altísimo Señor por Tus cuidados, dirección y protección en todo momento y lugar!».
En el Ministerio Evangelístico Cristo el Salvador (MECES), estamos comprometidos con Dios en predicar Su palabra en todo territorio o ciudad a donde Dios nos lleve, aún en tiempos de adversidad y cuando la persecución sea más y más intensa, trayendo a través de este testimonio un mensaje de aliento y determinación a cada hermano y hermana en Cristo en no dejar a Satanás y a nuestros propios temores limitar la libertad que Dios nos ha dado por medio de Su Espíritu para compartir incansablemente las Buenas Nuevas de Jesucristo, sabiendo que ninguna arma forjada contra nosotros prosperará (véase Isaías 54:17), pues si Dios es con nosotros, ¿quién contra nosotros? (véase Romanos 8:31). Y si algo nos sucediera, siempre será permitido por Dios para bien, además de que no vamos a temer a la muerte física pues es la antesala al más bello de los encuentros con nuestro Dios para vivir eternamente con Él en el cielo.
Asimismo, les pedimos oración por el ministerio y por los proyectos evangelísticos nacidos del corazón de Dios que estamos desarrollando en distintos lugares del mundo, así como que puedan cubrirnos siempre en oración por un manto de protección del Señor a través de multitud de ángeles comisionados para guardar de todo mal a cada miembro del equipo en cada delegación, y que la plena dirección del Espíritu Santo nos acompañe en todo momento y lugar. Asimismo, que podamos estar siempre orando y con la armadura de Dios puesta.
Si no eres todavía parte activa del victorioso ejército de Cristo ni estás dispuesto a dejar los afanes de esta vida a cambio de una vida completamente entregada al Señor en santidad y servicio a Él, hoy Dios está llamándote a una decisión. Posa tus rodillas en el suelo e inclina tu cabeza en oración y lágrimas delante de Tu Salvador, crucificando todo lo que haya impedido lo que hoy revive de nuevo en tu interior, esto es, el llamado que Dios te ha dado y que dejaste apagar. ¡Hoy los huesos vuelven a revivir, y la Luz de Cristo vuelve a brillar a través de tu vida! ¡Se restauran vidas y ministerios en el día de hoy! ¡Vamos, comienza a reproducir la Vida que Dios ha puesto en ti en muchas personas! ¡Eres un instrumento en las manos de Dios para salvación de tus familiares, amigos y vecinos, así como de territorios adonde Dios te lleve!
¡Las gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo! (1 Corintios 15:57).
Ministerio Evangelístico Cristo el Salvador (MECES).
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Tel.: +34 693 619 324
Desde MECES queremos darte las gracias por todo su apoyo y sus oraciones. ¡Que Dios te bendiga hoy y siempre por ser un amigo y parte vital de la familia de MECES!
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Gracias por tu precioso y valiente ejemplo . Un Gran abrazo